¿Qué pasaría si no pudieras trabajar? Protege tu futuro y el de los tuyos

La vida está llena de imprevistos. Una enfermedad grave o un accidente pueden cambiarlo todo, dejando tu capacidad para trabajar limitada o anulada. En esos momentos surgen preguntas clave: ¿cómo harías frente a tus gastos? ¿Cómo garantizarías el bienestar de tu familia?

Aunque la Seguridad Social ofrece prestaciones en casos de incapacidad, estas no siempre son suficientes para cubrir todas las necesidades. Aquí es donde entran en juego los seguros de vida y los seguros de accidentes, que actúan como un respaldo económico cuando más lo necesitas.

¿Qué es la invalidez y cómo puede afectarte?

La invalidez implica una pérdida de capacidad funcional y laboral, ya sea de forma parcial o total. Dependiendo del grado de incapacidad, las consecuencias pueden variar.

Tipos de invalidez reconocidos

  • Incapacidad permanente parcial: Se refiere a una disminución no inferior al 33% en el desempeño de tu trabajo habitual, sin impedirte seguir ejerciéndolo. Ejemplo: Un carpintero que pierde movilidad parcial en una mano, reduciendo su eficiencia en el trabajo.
  • Incapacidad permanente total: Implica la imposibilidad de realizar tu profesión habitual, aunque sí podrías trabajar en otras ocupaciones. Ejemplo: Un piloto que, debido a un problema visual, ya no puede volar pero sí trabajar en formación de nuevos pilotos.
  • Incapacidad permanente absoluta: Supone la imposibilidad de realizar cualquier tipo de trabajo, independientemente de la profesión. Ejemplo: Una persona con una lesión medular severa que limita cualquier actividad laboral.
  • Gran invalidez: Es el grado más severo. Además de no poder trabajar, la persona necesita asistencia constante para actividades básicas. Ejemplo: Un paciente con daño cerebral grave que requiere ayuda para vestirse, comer y moverse.

Por supuesto, es la Seguridad Social la encargada de clasificar la gravedad de la invalidez de una persona y asignarle una categoría u otra.

Tipos de invalidez y como afectan

Enfermedades y condiciones que pueden llevar a la invalidez

Las enfermedades y afecciones que conducen a la invalidez afectan de manera significativa la capacidad laboral y funcional de una persona. Cada caso se evalúa individualmente para determinar la gravedad y el impacto real en el desempeño laboral, tomando en cuenta informes médicos, pruebas complementarias y la opinión de especialistas.

  • Enfermedades crónicas: Estas son enfermedades de larga duración y generalmente de progresión lenta, pero pueden deteriorar gradualmente la capacidad física y funcional de una persona. Como ejemplo tenemos la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (conocida como EPOC), que provoca dificultad para respirar, fatiga crónica y limitación en esfuerzos físicos.
  • Enfermedades degenerativas: Caracterizadas por el deterioro y pérdida funcional de tejidos o células del cuerpo, afectando tanto la movilidad como las capacidades cognitivas. Un ejemplo común de este tipo de enfermedad es la esclerosis múltiple, que genera fatiga extrema, debilidad muscular y problemas de coordinación. Dependiendo del grado de afectación, puede dificultar tareas físicas y cognitivas como la concentración y la toma de decisiones
  • Consecuencias de accidentes graves: Los traumas graves, ya sea por accidentes ocurridos con un vehículo, caídas o cualquier otro incidente que provoque daño cerebral, medular o amputaciones, pueden ser causantes de invalidez. Un ejemplo serían las lesiones medulares, que dependiendo del nivel de la lesión, puede limitar la movilidad parcial o total, requiriendo sillas de ruedas o asistencia constante.
  • Enfermedades mentales: Los trastornos mentales severos pueden reducir la capacidad de concentración, interacción social y toma de decisiones. Un ejemplo claro puede ser la esquizofrenia, que provoca episodios psicóticos, delirios o alucinaciones, impidiendo un desempeño laboral estable y seguro.
  • Enfermedades oncológicas: El cáncer, dependiendo de su localización y estadio, y sus tratamientos como la quimioterapia o radioterapia, pueden provocar fatiga extrema, pérdida de peso y limitaciones funcionales. La recuperación prolongada y los efectos secundarios limitan la capacidad para realizar tareas físicas o cognitivas.
Enfermedades y condiciones que pueden llevar a la invalidez

Evaluación de las enfermedades para determinar la invalidez

La determinación del grado de invalidez se realiza de forma individualizada, teniendo en cuenta varios factores.

Por un lado, la gravedad de la enfermedad, y como afecta en la vida diaria y profesional, así como su evolución y pronóstico a largo plazo. También se tiene en cuenta el impacto en la capacidad laboral, y es necesario hacer un análisis de las limitaciones funcionales y cognitivas que impiden continuar con una profesión de forma habituación, así como determinar si esa persona pudiera llevar a cabo otra ocupación.

Todo ello requiere de pruebas médicas y documentación, que verifiquen la situación de quien lo solicita. Esto implica informes médicos que describan de forma detallada la condición de la persona, así como sus implicaciones, certificados que demuestren el tipo de labor que desempeñaba el solicitante y por qué no puede continuar llevándolo a cabo (si es el caso) y otros documentos adicionales como la situación económica o los antecedentes laborales.

Tras todo esto, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), se encarga de evaluar y determinar si una persona tiene, y en qué grado, invalidez. Esto significa que no es suficiente con sentirse o considerarse incapacitado; es necesario que un organismo oficial lo haya determinado de esta forma. La resolución emitida por el INSS especificará el grado de invalidez, que puede variar desde una incapacidad parcial hasta una incapacidad absoluta.

Las personas afectadas, y según su grado, pueden acceder a diferentes ayudas y prestaciones por dependencia, pensadas para compensar la pérdida de ingresos y a mejorar la calidad de vida de las personas con incapacidad, facilitando su adaptación a la nueva situación. Para acceder a ellas, es necesario contar con la resolución oficial del INSS y cumplir con los requisitos establecidos en cada caso.

Beneficios y coberturas específicas de los seguros de vida y accidentes

Aunque las prestaciones de la Seguridad Social proporcionan un apoyo importante en casos de invalidez, a menudo no son suficientes para mantener el nivel de vida previo. Aquí es donde los seguros de vida y seguros de accidentes juegan un papel clave, ya que complementan estas ayudas públicas y brindan un respaldo económico adicional.

Este tipo de pólizas ofrecen diferentes compensaciones en función del grado de invalidez.

  • En casos de incapacidad permanente parcial, la indemnización es proporcional al grado de incapacidad reconocido, por ejemplo, si un trabajador pierde el 40% de su capacidad laboral, recibiría un 40% de la suma asegurada.
  • La incapacidad permanente total supone una compensación mayor, ya que impide continuar con la profesión habitual, permitiendo cubrir gastos de recuperación o adaptación a una nueva ocupación.
  • Por otro lado, la incapacidad permanente absoluta indemniza el 100% del capital asegurado, garantizando recursos para afrontar gastos médicos, adaptaciones en el hogar y mantener la estabilidad económica familiar.
  • Finalmente, en casos de gran invalidez, además del 100% de la suma asegurada, algunas pólizas incluyen complementos adicionales para costear la asistencia de una tercera persona y realizar adaptaciones en el hogar o el vehículo, asegurando así la autonomía y calidad de vida del asegurado.

Protección adicional para una mayor tranquilidad

  • Flexibilidad en el uso de la indemnización: A diferencia de las prestaciones de la Seguridad Social, la indemnización de un seguro puede utilizarse libremente para cubrir necesidades personales y familiares, como: pagos de hipotecas o alquileres, gastos médicos no cubiertos o, incluso, adaptación de la vivienda a la nueva situación.
  • Coberturas complementarias: Como reembolso de gastos médicos y de rehabilitación, cobertura por hospitalización prolongada debido a la invalidez e indemnización por fallecimiento en caso de que el accidente o la enfermedad derive en esta circunstancia.
  • Seguridad financiera a largo plazo: Estas pólizas garantizan que el asegurado y su familia puedan mantener el estilo de vida previo, sin sufrir una pérdida significativa de ingresos.

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Cobrar el por tener un determinado grado de invalidez no es una tarea sencilla y requiere de un proceso establecido que garantiza que solo aquellos que verdaderamente lo necesiten puedan acceder a él.

Es crucial presentar toda la documentación de forma ordenada y en los tiempos estipulados. Un proceso bien llevado y con todos los requisitos en orden puede agilizar la aprobación y concesión del seguro de invalidez. Por otro lado, la falta de alguno de estos documentos o la presentación incorrecta puede dar lugar a demoras o incluso al rechazo de la solicitud.

Disponer de un seguro complementario, como el de vida o el de accidentes, no solo complementan las prestaciones públicas, sino que brindan la tranquilidad económica necesaria para afrontar las consecuencias de una invalidez.

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